La conversión de la termoeléctrica Francisco Pérez Ríos, ubicada en Tula, Hidalgo, a una central que opere 100 por ciento con gas natural se perfila como un punto de inflexión para la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y para el país, al dejar atrás décadas de cuestionamientos por sus impactos sociales y ambientales, aseguró Javier Maldonado, subdirector de Generación de la empresa pública.
Información del diario «La Jornada» detalla que el funcionario explicó que se trata de un cambio sustancial de tecnología” en una de las regiones más contaminadas de México, afectada históricamente por las emisiones de la refinería Miguel Hidalgo de Pemex y de la propia termoeléctrica, que durante años operó con combustóleo.
Recordó que, aunque en 2018 se mitigó parcialmente el impacto ambiental al utilizar una mezcla de 70 por ciento de gas y 30 por ciento de combustóleo, el proyecto actual contempla sustituir por completo ese esquema para operar exclusivamente con gas natural. Esto reducirá en 60 por ciento las emisiones de dióxido de carbono y eliminará el dióxido de azufre, con lo que desaparecerá la lluvia ácida, mencionó el funcionario.
Además de los beneficios ambientales, la central de ciclo combinado duplicará su eficiencia térmica. Con la misma cantidad de gas natural que hoy se genera un megavatio, se producirán dos, lo que incrementará la productividad y reducirá de manera significativa las emisiones a la atmósfera.
“Quitamos la energía térmica más ineficiente y contaminante, y la sustituimos por una más amigable con el ambiente”, señaló Javier Maldonado.
El proyecto, que requerirá una inversión aproximada de 25 mil millones de pesos financiados con recursos propios de la CFE, también implicará un ahorro sustancial de agua. La planta actual, con una capacidad de mil 600 megavatios, consume alrededor de mil 600 litros de agua por segundo mediante torres de enfriamiento. Con el uso de un aerocondensador, el consumo bajará a entre 50 y 60 litros por segundo, una reducción que el funcionario calificó como impresionante.
Parte del agua utilizada provenía de aguas negras tratadas; sin embargo, gracias a un convenio entre Semarnat, Sener, la CFE, Conagua y el gobierno estatal, se tratará agua del río Tula para devolverla a los cauces o destinarla a usos secundarios.
Javier Maldonado destaca también, que la central Francisco Pérez Ríos es estratégica para el sistema eléctrico nacional, al estar conectada directamente al anillo de 400 kilovoltios del área metropolitana de la Ciudad de México. “Representa seguridad nacional, porque garantiza el suministro eléctrico en la capital”, afirmó. La planta tendrá capacidad para generar energía suficiente para abastecer a más de cinco millones de hogares, o el equivalente a diez veces el consumo eléctrico de la refinería Miguel Hidalgo.
El proyecto se enmarca en la política de transición energética impulsada por la CFE y el gobierno federal. México, recordó el funcionario, se comprometió a reducir emisiones mediante energías renovables, pero también a sustituir fuentes altamente contaminantes por energías de transición como el gas natural, necesarias para aportar capacidad firme y evitar la inestabilidad de la red ante la intermitencia del sol y el viento.
El complejo termoeléctrico cuenta con cinco unidades; tres serán retiradas y dos, que aún consumen combustóleo, quedarán como respaldo para casos de emergencia. La construcción tomará entre 30 y 36 meses, seguida de un periodo de pruebas operativas, con la previsión de que la central entre en operación comercial en 2029. Esta conversión representa sólo una primera fase, pues en el futuro podría concretarse la sustitución total del complejo.
“Es un hito para la CFE y para el país; será un cambio profundo para Tula y para la central Francisco Pérez Ríos”, concluyó Maldonado.