En mayo de 2025, México presentó una actualización de su Estrategia Nacional de Cambio Climático (ENCC), comprometiéndose a reducir 140 millones de toneladas de CO₂ para 2030, lo que representa una disminución del 35% respecto a los niveles actuales. La hoja de ruta incluye proyectos de energías renovables, reforestación, iniciativas de economía circular y la descarbonización del sistema eléctrico.
La estrategia también contempla la restauración de 100,000 hectáreas de bosques y 80,000 hectáreas de manglares, así como la conversión de residuos en fuentes de energía, inspirada en prácticas de países como Dinamarca.
Persistencia de proyectos fósiles
A pesar de estos compromisos, México continúa desarrollando proyectos de energía fósil. Un ejemplo es la planta de licuefacción de gas fósil en Topolobampo, Sinaloa, impulsada por Sempra Energy, que busca exportar hasta 4 millones de toneladas de gas licuado al año.
Además, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha anunciado una inversión de más de 22,000 millones de dólares para fortalecer el sistema eléctrico nacional, incorporando proyectos eólicos, fotovoltaicos y de ciclo combinado.
Escepticismo y desafíos de implementación
Expertos y activistas han expresado escepticismo ante la falta de implementación concreta de la ENCC y la persistencia de proyectos energéticos fósiles que contradicen sus objetivos. Sin presupuesto ni coordinación interinstitucional, las promesas podrían quedar en papel.
El Climate Action Tracker ha calificado los compromisos climáticos de México como «críticamente insuficientes», señalando que no son coherentes con el límite de temperatura de 1.5 grados centígrados establecido en el Acuerdo de París.
Un camino hacia la coherencia
Para alinear sus acciones con sus compromisos climáticos, México debe:
- Establecer mecanismos de rendición de cuentas y transparencia en la implementación de la ENCC.
- Revisar y ajustar los proyectos de energía fósil en curso, evaluando su impacto ambiental y su coherencia con los objetivos climáticos.
- Fortalecer la inversión en energías renovables y tecnologías limpias, promoviendo la colaboración entre el sector público y privado.
- Fomentar la participación ciudadana y el diálogo con las comunidades afectadas por proyectos energéticos.
Hacia una transición energética efectiva
La paradoja energética de México refleja la tensión entre el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. Si bien los compromisos climáticos son un paso en la dirección correcta, su éxito dependerá de la voluntad política para implementar cambios estructurales y priorizar la transición hacia una matriz energética limpia y sostenible.
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