Diversificación logística y soberanía energética
La infraestructura energética en el Pacífico mexicano ha cobrado creciente relevancia en los últimos años. Frente a la saturación y concentración histórica en los puertos del Golfo de México, los proyectos ubicados en Manzanillo, Lázaro Cárdenas y Topolobampo emergen como una solución estratégica para garantizar el suministro de combustibles en el occidente y centro del país.
Estas terminales marítimas de combustibles en el Pacífico mexicano están pensadas para facilitar importaciones desde Asia y la costa oeste de Norteamérica, así como para descongestionar la logística terrestre hacia estados como Jalisco, Guanajuato, Querétaro y Michoacán. Su desarrollo responde tanto a la apertura del mercado como a la necesidad de infraestructura resiliente, ágil y descentralizada.
Manzanillo: terminales en expansión para el occidente mexicano
Manzanillo, Colima, ha sido históricamente uno de los puertos más activos del país en carga contenerizada, pero en la última década también ha ganado protagonismo en el segmento energético. Empresas como Repsol, Activo Integral Terminal (AIT) y Grupo Mexgal han desarrollado proyectos para almacenar y distribuir gasolina, diésel y turbosina.
Una de las iniciativas más avanzadas es la Terminal de Repsol–AIT, con una capacidad inicial de 350 mil barriles y posibilidad de expansión. Esta instalación se conecta con rutas carreteras hacia Guadalajara y El Bajío, permitiendo despachar productos refinados sin depender del Golfo. El puerto cuenta con dragado profundo, muelles especializados y sistemas automatizados que optimizan las operaciones logísticas.
Además, Manzanillo ha sido incluido en el Plan Nacional de Infraestructura de la Secretaría de Marina, con inversiones en patios ferroviarios y reforzamiento de accesos viales para aumentar su capacidad logística energética.
Lázaro Cárdenas: nodo estratégico con conectividad ferroviaria
Lázaro Cárdenas, Michoacán, es uno de los puertos con mayor profundidad operativa del país. En el ámbito energético, empresas como ZETA Gas, Grupo CLH (Compañía Logística de Hidrocarburos) y Andrews México han desarrollado terminales marítimas con alto nivel de tecnificación.
El atractivo de Lázaro Cárdenas radica en su conexión directa con el Bajío mediante el ferrocarril Kansas City Southern (KCSM), lo que permite despachar combustibles a través de trenes de hasta 100 carros tanque. Este tipo de intermodalidad reduce costos logísticos y mejora la eficiencia operativa.
Uno de los proyectos más relevantes es la terminal de CLH México, diseñada con altos estándares europeos en materia de seguridad y control ambiental. Desde aquí, se abastece a estaciones de servicio independientes en Michoacán, Guanajuato y parte de Querétaro.
Lázaro Cárdenas también ha sido identificado como un nodo estratégico dentro del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, proyectado como una alternativa logística que conectará ambos litorales mediante infraestructura ferroviaria y portuaria integrada.
Topolobampo: apuesta del norte para diversificar el suministro
Aunque con menor volumen que Manzanillo o Lázaro, el puerto de Topolobampo, Sinaloa, ha ganado visibilidad como punto clave para el suministro de combustibles en el noroeste del país. El proyecto más importante es la terminal de almacenamiento desarrollada por Grupo Lodemo, que ya inició operaciones con una capacidad superior a los 200 mil barriles.
Topolobampo es estratégico para abastecer a Sinaloa, Sonora y parte de Chihuahua. Además, se conecta con el ferrocarril Chihuahua–Pacífico (Chepe), permitiendo movimientos logísticos más eficientes hacia el interior del país.
Este proyecto ha sido respaldado por la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) y por el gobierno estatal, que busca posicionar a Sinaloa como un centro logístico de hidrocarburos complementario al Golfo. Además, su ubicación lo convierte en un punto de enlace potencial con el mercado estadounidense del suroeste.
Complementariedad, no competencia: la lógica detrás del Pacífico
Los proyectos energéticos del Pacífico no pretenden reemplazar al Golfo, sino complementarlo. El objetivo estratégico es contar con rutas redundantes y capacidades logísticas descentralizadas que ofrezcan flexibilidad al sistema energético mexicano.
En situaciones de emergencia, interrupciones o crisis geopolíticas, estas terminales pueden garantizar el abasto de regiones críticas sin depender exclusivamente de ductos o importaciones del Atlántico. Además, abren la puerta a alianzas comerciales con países del Pacífico asiático, desde donde ya se realizan exportaciones puntuales de combustibles y aditivos especializados.
Un ejemplo ilustrativo fue el caso de escasez de turbosina en el aeropuerto de Guadalajara en 2021, mitigado en parte gracias a la terminal de Manzanillo, que permitió redirigir embarques vía terrestre con rapidez.
El Pacífico mexicano: puerta energética al futuro
Las terminales marítimas de combustibles en el Pacífico mexicano representan una apuesta estratégica a largo plazo. Más allá del volumen actual, su valor está en la resiliencia, la diversificación de rutas y la capacidad de adaptarse a un mercado energético cada vez más complejo.
Para consolidar su potencial, será necesario fortalecer los corredores logísticos multimodales, simplificar la regulación y fomentar inversiones en infraestructura interconectada. Solo así, el Pacífico podrá convertirse en una puerta energética del futuro, complementaria al Golfo pero con identidad propia.
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