México llega a la COP29 con una promesa clara: cumplir su compromiso de cero emisiones netas para 2050. En una coyuntura donde la crisis climática exige acción urgente, el país redefine su modelo energético sin sacrificar desarrollo. Entre modernización petrolera, integración de renovables y cooperación internacional, la nueva política ambiental busca credibilidad global y sostenibilidad interna.
Rumbo a Bakú: la nueva hoja de ruta climática de México
La 29ª Conferencia de las Partes (COP29), que se celebrará en Bakú, Azerbaiyán, en noviembre de 2025, representa una plataforma clave para que México exhiba su renovada estrategia climática. Durante un evento oficial celebrado el 22 de noviembre de 2024, el gobierno mexicano —a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)— anunció su compromiso de reducir en un 35 % sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, así como su intención de alcanzar la neutralidad climática en 2050 .
El objetivo representa la mitigación de aproximadamente 140 millones de toneladas de CO₂, y se articula mediante estrategias como energías renovables, movilidad sostenible, reforestación y tecnologías bajas en carbono. México, firmante del Acuerdo de París, pretende reposicionarse como actor serio en la acción climática, tras años de críticas por políticas contradictorias.
Pemex y CFE: transición energética sin abandonar la soberanía
Uno de los ejes más complejos del compromiso de cero emisiones netas recae en el sector energético. De acuerdo con el Boletín del Mix Energético de Pemex (abril 2025), la empresa estatal ha implementado acciones para reducir emisiones, como:
- Proyectos de cogeneración eficiente en sus complejos industriales.
- Optimización del suministro eléctrico con fuentes limpias para autoconsumo.
- Reducción de quema y venteo de gas natural en refinerías.
- Uso de bonos sustentables y criterios ESG en sus nuevas inversiones.
En paralelo, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) refuerza su participación en energías limpias. El Plan de Fortalecimiento y Expansión del Sistema Eléctrico Nacional 2025–2030 proyecta que la generación limpia alcance al menos el 35 % para 2030, en cumplimiento con los compromisos multilaterales.
La transición energética, sin embargo, no implica el abandono inmediato del petróleo. Según la SENER, el Estado mexicano seguirá aprovechando sus recursos fósiles, pero con criterios de eficiencia, responsabilidad ambiental y control técnico sobre emisiones.
Desafíos estructurales y límites regulatorios
A pesar de estos avances, México enfrenta obstáculos significativos para materializar su compromiso climático. Según el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), los sectores de energía, transporte y agricultura concentran más del 70 % de las emisiones. Entre los principales desafíos destacan:
- Dependencia persistente de combustibles fósiles para el 70 % del suministro energético.
- Débil infraestructura para certificar y monitorear emisiones.
- Limitada participación del sector privado en proyectos de mitigación.
- Falta de instrumentos jurídicos eficaces para fiscalizar la política climática nacional.
Además, las controversias por megaproyectos, como el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas, han generado tensiones entre crecimiento económico y protección ambiental.
Proyectos emergentes y visión prospectiva
En respuesta, México ha lanzado varias iniciativas que perfilan una transición energética más proactiva:
- Hidrógeno verde: proyectos piloto en Deer Park (Texas), enfocados en aplicaciones industriales y reducción de emisiones en el sector petroquímico.
- Captura y almacenamiento de carbono (CCUS) en plataformas petroleras del Golfo de México.
- Expansión de la generación solar y eólica en Sonora, Oaxaca y Baja California.
- Colaboraciones internacionales con Alemania, Reino Unido y la Agencia Internacional de Energía para el diseño de políticas climáticas robustas.
Asimismo, se prevé el desarrollo de un sistema nacional de certificación de gases de origen limpio, con miras a facilitar el comercio de energías verdes en América del Norte.
Un compromiso que exige acción medible
La participación de México en la COP29 será decisiva para afianzar su reputación internacional en materia climática. No bastará con anunciar metas ambiciosas; la clave estará en demostrar avances concretos, verificables y sostenidos. Esto implica reformas regulatorias, mayor inversión en tecnologías limpias y una estrategia energética que conjugue soberanía con responsabilidad ambiental.
Pemex y CFE están llamados a evolucionar de empresas estatales tradicionales a líderes de una transición energética justa, que priorice la sostenibilidad sin renunciar a la seguridad energética.
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