Ola de calor y consumo récord: la red eléctrica en alerta
El 11 de junio de 2025, las autoridades energéticas mexicanas emitieron un llamado urgente al ahorro energético en México, luego de que una intensa ola de calor disparara la demanda eléctrica a niveles récord. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) y el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) alertaron que el sistema eléctrico opera bajo tensión crítica en varias regiones del país, lo que ha derivado en apagones intermitentes, especialmente en estados del norte y centro.
La situación pone de manifiesto una vulnerabilidad creciente ante fenómenos climáticos extremos. Con temperaturas superiores a los 45 °C en entidades como Sonora, Tamaulipas y Nuevo León, la demanda energética —impulsada por el uso masivo de sistemas de aire acondicionado— superó los 53,000 MW en un solo día, un récord histórico para México.
Llamado al ahorro: medida preventiva o respuesta tardía
El exhorto al ahorro energético en México no solo responde a una contingencia, sino que evidencia deficiencias estructurales en la planeación energética nacional. La Secretaría de Energía (Sener) solicitó a la ciudadanía reducir el uso de aparatos eléctricos durante las horas pico (de 18:00 a 22:00 horas), utilizando iluminación eficiente y desconectando equipos no esenciales. Sin embargo, críticos del sector consideran que esta medida resulta tardía e insuficiente, en especial considerando que los picos de calor son cada vez más previsibles y frecuentes.
Opacidad informativa y crisis de confianza
A la par de este llamado, surgieron cuestionamientos sobre la falta de información oficial respecto a los apagones ocurridos en días previos. Según reportó Bloomberg Línea el 11 de junio a través de su cuenta en X, diversas fuentes gubernamentales reconocieron que no se ha hecho público el verdadero alcance de los cortes de electricidad ni los retrasos en proyectos estratégicos como nuevas plantas de ciclo combinado o líneas de transmisión.
La administración federal ha sido acusada de minimizar los efectos de la crisis para evitar tensiones políticas, especialmente en la fase de transición hacia el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum. Esto ha generado preocupación entre actores del sector privado, usuarios industriales y analistas energéticos, quienes reclaman mayor transparencia y rendición de cuentas.
Déficit de infraestructura y rezago en renovables
La situación actual también revive el debate sobre la modernización del parque energético mexicano. Aunque el país cuenta con un potencial renovable significativo —especialmente solar y eólico en el norte—, los proyectos de inversión en energía limpia han enfrentado obstáculos regulatorios y legales en los últimos años. En paralelo, la capacidad instalada de generación convencional se ha estancado.
El Plan Nacional de Desarrollo Energético 2024–2030 contempla aumentar la participación de energías renovables al 35 % para 2030, pero analistas como Víctor Ramírez, experto en política energética, advierten que sin una reforma estructural que incentive inversión privada y fomente la interconexión de redes, este objetivo será difícil de alcanzar.
Demanda creciente y cambio climático: el desafío estructural
México enfrenta una doble presión: el incremento sostenido de la demanda eléctrica y la intensificación de fenómenos climáticos extremos como consecuencia del cambio climático. Según datos del Cenace, la demanda ha crecido a un ritmo anual de 3.5 % en la última década, impulsada por urbanización, electrificación del transporte y crecimiento industrial.
En este contexto, depender de una red envejecida, con mantenimientos diferidos y márgenes operativos cada vez más estrechos, representa un riesgo que va más allá de las olas de calor. Organismos como el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) han recomendado diversificar la matriz energética, incorporar tecnología de almacenamiento y fortalecer la autonomía energética regional.
¿Puede la ciudadanía cargar con la solución?
Si bien el ahorro energético en México puede contribuir de forma significativa en momentos de crisis, la responsabilidad estructural recae en las autoridades y en la implementación de una política energética moderna, resiliente y con visión de largo plazo.
En palabras de Mariana Campos, directora de México Evalúa, “los ciudadanos no pueden ser los únicos responsables de un sistema que ha sido subfinanciado, politizado y centralizado durante décadas. Urge una estrategia integral basada en evidencia, transparencia y participación multisectorial”.
Hacia una política energética resiliente y transparente
La coyuntura actual debe servir como catalizador para una transformación energética profunda en México. Apostar por el ahorro energético en México no puede ser una estrategia reactiva y ocasional, sino parte de una política integral de eficiencia energética, educación ciudadana y modernización tecnológica.
Al mismo tiempo, la confianza pública requiere de información clara, oportuna y verificable. La opacidad informativa no solo mina la credibilidad institucional, sino que también compromete la capacidad de respuesta ante crisis futuras.
En un contexto de transición energética global y crisis climática, México tiene la oportunidad —y la urgencia— de repensar su modelo energético con visión, equidad y sostenibilidad.
Te invito a leer:
Aranceles impactan sector energético