Mientras el Gobierno federal sostiene que el precio de la gasolina regular se mantiene “estable”, una mirada al contexto internacional y regional ofrece una lectura más compleja. Al cierre de 2025, México registra un precio promedio de entre 24 y 25 pesos por litro, una cifra que lo ubica por encima del promedio latinoamericano, aunque todavía lejos de los países con los combustibles más caros del mundo.
Desde el 1 de marzo de este año, la Secretaría de Hacienda y la Secretaría de Energía mantienen activa la Estrategia Nacional para Estabilizar el Precio de la Gasolina. Se trata de un acuerdo voluntario con empresarios gasolineros para que el litro de gasolina regular, de menos de 91 octanos, no supere los 24 pesos. La medida ha buscado contener alzas bruscas en un escenario global marcado por tensiones geopolíticas, ajustes de la OPEP y la volatilidad de los mercados energéticos.
Un precio muy distinto al de hace 25 años
Aun con esta política de contención, el contraste histórico es evidente. A comienzos del año 2000, el litro de gasolina Magna costaba alrededor de 5.2 pesos. En términos nominales, el precio se ha multiplicado casi por cinco en un cuarto de siglo, lo que representa un aumento cercano al 380%.
Este encarecimiento responde a varios factores: la inflación acumulada, la reducción gradual de subsidios y la liberalización del mercado de combustibles que comenzó en 2017. Si se mide en dólares, el incremento parece menor, pero sigue siendo significativo: pasó de unos 0.61 dólares por litro en 2000 a cerca de 1.38 dólares en diciembre de 2025, un alza aproximada del 126%.
México frente a América Latina
En el contexto regional, México no ocupa los extremos de la tabla. El precio promedio de la gasolina en América Latina ronda los 19.24 pesos por litro, lo que coloca al país alrededor de 29% por encima de esa media.
En el grupo de los combustibles más baratos se encuentran países con fuertes subsidios estatales, como Venezuela, donde el litro cuesta apenas unos centavos, o Bolivia, con precios cercanos a los 9.7 pesos. En el otro extremo está Uruguay, que registra la gasolina más cara de la región, con alrededor de 36 pesos por litro, en gran parte por su elevada carga fiscal.
Estabilidad con un costo social
La estrategia del Gobierno ha logrado evitar incrementos abruptos y mantener cierta previsibilidad en el precio, pero la comparación internacional deja en claro que la gasolina en México ya no puede considerarse barata dentro de la región. Además, el nivel actual sigue siendo alto en relación con el poder adquisitivo de una gran parte de la población.
Así, la estabilidad de la que presume la autoridad convive con una realidad incómoda: cargar combustible hoy cuesta mucho más que hace una generación y, aunque no sea el país más caro de América Latina, México paga gasolina más cara que la mayoría de sus vecinos.