China acelera su estrategia tecnológica en dos frentes
En el complejo tablero de la competencia tecnológica global, la autosuficiencia emerge como una meta clave para potencias que temen quedar atrapadas en cadenas de suministro vulnerables. Hoy, China acelera avances notables: su tasa de autosuficiencia en obleas de silicio ha alcanzado aproximadamente el 50 % y sigue creciendo, según informes del Financial Times.
Al mismo tiempo, Beijing domina la producción e instalación de robots industriales, impulsando lo que se llama “embodied AI”, es decir, la integración de inteligencia artificial con hardware físico capaz de interactuar en el mundo real (The Washington Post). En este artículo exploramos cómo estos dos frentes se entrelazan, qué fuerzas las impulsan y qué riesgos y oportunidades implican para el orden tecnológico global.
La palabra clave de este análisis es autosuficiencia tecnológica, un concepto que atraviesa toda la narrativa de este avance chino.
China y la autosuficiencia tecnológica: del chip al silicio
Qué significa alcanzar autosuficiencia tecnológica
La autosuficiencia tecnológica implica que un país pueda sostener internamente las etapas clave de una cadena industrial estratégica sin depender excesivamente del exterior. En el caso de los semiconductores, eso abarca diseño de chips, fabricación, equipo de producción, materiales (como silicio, gases especiales) y empaquetado.
China, en los últimos años, ha invertido con decisión en esa agenda. Por un lado, ha creado fondos estatales gigantescos para apoyar empresas nacionales del rubro; por otro, ha impuesto políticas que favorecen el uso doméstico de componentes locales.
Estado actual del silicio chino: 50 % autosuficiencia
Según un reciente reportaje del Financial Times, China ha logrado que alrededor del 50 % de sus necesidades en obleas de silicio se produzcan en territorio nacional, descanso de la dependencia de actores externos. En paralelo, informes del sector estiman que para 2025 China podría alcanzar una autosuficiencia del 50 % en equipos de semiconductores, aunque desde niveles más bajos hoy (alrededor del 13-14 %) .
Este salto no es uniforme: en áreas como lithografía avanzada (máquinas de grabado ultravioleta extremo, EUV) China aún está detrás de líderes globales como ASML, y depende de importaciones críticas. Sin embargo, el progreso en etapas maduras (procesos más antiguos) y en etapas intermedias ha sido fuerte.
Palancas del impulso interno
Algunas de las herramientas que China ha lanzado para impulsar su autosuficiencia tecnológica son:
- Fondos públicos estratégicos, como el China Integrated Circuit Industry Investment Fund (o “Big Fund”), que financian empresas locales de semiconductores.
- Políticas de compra pública y demanda local, como la exigencia de que los centros de datos domésticos utilicen al menos 50 % de chips nacionales.
- Apoyo fiscal, subsidios y estímulos a empresas que desarrollan materiales clave, equipos de producción y capacidades de integración vertical.
- Alianzas público-privadas e impulso a la innovación abierta cuando conviene, aunque bajo límites estratégicos.
Este conjunto de políticas convierte la autosuficiencia tecnológica en una prioridad de Estado.
Robótica china y la era del «embodied AI»
El ascenso de China en robótica industrial
Al margen del mundo de los chips, China ha emergido como líder en la instalación de robots industriales. En 2024 la nación instaló cerca de 290 000 unidades, lo que representó más del 50 % del total global, y consolidó así su posición dominante. En ese panorama, más de la mitad de esas máquinas fueron producidas internamente.
Este volumen no solo responde al tamaño del mercado chino, sino a una combinación de ecosistema manufacturero integrado, cadenas locales de suministro (componentes, motores, sensores) y una política industrial que favorece la adopción rápida.
Embodied AI: cuando la IA se vuelve cuerpo
Una tendencia central es la unión de la inteligencia artificial con hardware físico, es decir, embodied AI: máquinas que no solo procesan datos, sino que se mueven, perciben el entorno, aprenden por interacción y actúan en el mundo real.
China está promoviendo esta integración. Ciudades como Shanghái han diseñado planes estratégicos para devenir centros de “IA encarnada” (“embodied AI”), vinculando institutos de investigación, empresas robóticas y políticas municipales. Empresas emergentes como AgiBot desarrollan robots humanoides con sensores y datasets que permiten tareas complejas, y trabajan también en plataformas de recopilación de datos para mejorar la interacción física.
Además, compañías de robótica industrial como Mech-Mind Robotics integran visión 3D, sensores e IA para que los robots actúen con mayor autonomía en logística, manufactura y ensamblado.
Este enfoque transforma a los robots en puntos de convergencia entre hardware, software y percepción física — un paso más allá de algoritmos aislados.
Ventajas competitivas y escala
El éxito chino en robótica no es casual: se apoya en factores estructurales:
- Economías de escala: alta producción reduce costos unitarios.
- Cadenas integradas de suministro locales de motores, actuadores, sensores y chips, que reducen tiempo y dependencia de importaciones.
- Iteración rápida: prototipos, pruebas y mejoras pueden hacerse localmente sin depender de terceros lejanos.
- Políticas de fomento estatal, regulaciones locales que favorecen despliegue experimental, fondos de innovación, programas de compra pública.
Estos elementos crean un círculo virtuoso: cuanto más se instala, más datos se generan para entrenar la IA, mejor desempeño se logra, más demanda surge.
Confluencias estratégicas: semiconductores y robótica
Sinergias entre chips y robots
La autosuficiencia en semiconductores fortalece el dominio robótico: los robots demandan sensores, procesadores, chips especializados y sistemas de control. Si China puede proveer esos componentes de forma interna, reduce costos, riesgos de sanciones y dependencia externa.
A su vez, la proliferación de robots genera demanda de chips (para visión, IA embebida, control en tiempo real), incentivando una mayor escala para la industria de semiconductores locales. Es un lazo de retroalimentación que refuerza ambos sectores.
Riesgos, desafíos y puntos débiles
Este avance no es lineal ni exento de tensiones. Algunos retos:
- Bajo margen en los nodos más avanzados: Aunque China avanza en procesos maduros, aún depende de actores externos para litografía avanzada (EUV) y nodos de punta.
- Restricciones externas y sanciones: Estados Unidos y otras potencias imponen controles a exportaciones de equipos críticos, lo que frena el acceso a tecnologías líderes.
- Competencia tecnológica global: Occidente, Japón y Corea también siguen invirtiendo en robótica avanzada e IA.
- Riesgo de saturación del mercado interno: si la demanda local se estanca, las empresas quedarán expuestas a presión de exportación.
- Cuestiones éticas y laborales: El desplazamiento de mano de obra, la regulación de robots en espacios humanos y la seguridad son desafíos no trivial.
China deberá gestionar cuidadosamente estos frentes para consolidar ventajas sin caer en excesos o vulnerabilidades.
Impactos globales y escenarios de futuro
¿Qué implicaciones tiene para el resto del mundo?
- Reordenamiento de cadenas globales: Las empresas de fuera deberán decidir dónde producir, qué proveer, cómo competir contra un bloque chino cada vez más autosuficiente.
- Presión sobre proveedores globales de alta tecnología: Empresas de litografía, metrología y otros insumos pueden perder mercado frente a esfuerzos de sustitución local.
- Geopolítica tecnológica intensificada: Las sanciones, controles de exportación y rivalidades estratégicas se intensificarán.
- Oportunidades de colaboración selectiva: Algunas áreas menos sensibles podrían seguir cooperando, incluso con China, pero bajo condiciones más estrictas.
- Efectos en innovación y competencia: Si China logra escalar embebido AI con robots, el liderazgo en muchas aplicaciones físicas (manufactura, servicios, logística) puede inclinarse hacia Asia.
Escenarios hacia 2030 y más allá
- China pudiera superar 60-70 % de autosuficiencia en etapas maduras de semiconductores, aunque los nodos más avanzados seguirán siendo un objetivo ambicioso.
- En robótica, la brecha de volumen se ampliará, y podría empezar a imponer estándares en “IA física” ante rivales occidentales.
- El mundo, entre tanto, podría fragmentarse en bloques tecnológicos — cada uno con sus cadenas y ecosistemas — con zonas de colaboración reducidas.
- Empresas y países que no se adapten podrían quedar fuera del circuito tecnológico dominante.
China redefine la competencia tecnológica global
China avanza con determinación hacia su autosuficiencia tecnológica, especialmente en semiconductores y robótica. Al combinar la producción de silicio con el impulso masivo de robots impregnados de IA — es decir, la “embodied AI” — el país no solo defiende su independencia estratégica, sino que aspira a reescribir las reglas de la competencia tecnológica global.
La autosuficiencia tecnológica no será un logro simbólico ni parcial: cuando se convierte en músculo real, define quién puede moverse sin cadenas, quién puede resistir sanciones y quién puede liderar la próxima era de la automatización consciente. En ese sentido, lo que China construye hoy podría cambiar radicalmente el orden industrial del siglo XXI.
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