En un mundo marcado por tensiones geopolíticas, disrupciones en cadenas de suministro y competencia tecnológica, la soberanía tecnológica ha pasado de ser un ideal abstracto a convertirse en una prioridad nacional. Para México, el concepto está íntimamente ligado al fenómeno del nearshoring, la relocalización industrial y la transición hacia una economía más autónoma, resiliente e innovadora. Hoy, el país busca no solo atraer fábricas, sino recuperar y desarrollar capacidades estratégicas propias en inteligencia artificial, semiconductores, manufactura avanzada y energía limpia.
La soberanía tecnológica como nuevo pilar del desarrollo
De la dependencia a la autonomía estratégica
Durante décadas, México integró sus cadenas productivas en el modelo globalizado dominado por Asia y Estados Unidos. Sin embargo, las crisis recientes —pandemia, guerra comercial, tensiones con China— revelaron la fragilidad de depender excesivamente de proveedores externos para componentes críticos, chips, infraestructura digital o equipamiento industrial.
La soberanía tecnológica plantea revertir esa vulnerabilidad al asegurar que el país pueda diseñar, producir, gestionar y regular tecnologías clave desde su propio territorio o en alianzas regionales estratégicas. Esto no implica aislarse, sino fortalecer la capacidad de decisión nacional frente a shocks externos.
En palabras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los países que logren “internalizar capacidades críticas” en inteligencia artificial, automatización y energía limpia serán quienes lideren la siguiente ola industrial. México comienza a posicionarse en ese grupo.
Nearshoring: una oportunidad histórica para México
Relocalización como palanca de soberanía
El nearshoring —relocalizar operaciones industriales desde Asia a América del Norte— se ha convertido en una estrategia de competitividad, pero también de soberanía. Al atraer inversiones y capacidades productivas de vuelta a la región, México reduce riesgos logísticos, gana control regulatorio y genera empleos tecnológicos.
Desde 2023, más de 400 empresas han anunciado proyectos de relocalización en México, según la Secretaría de Economía. Estados como Nuevo León, Querétaro, Jalisco y Chihuahua concentran gran parte de estas inversiones, impulsadas por su infraestructura, talento técnico y cercanía al mercado estadounidense.
Sectores estratégicos: de chips a autos eléctricos
La soberanía tecnológica no se logra con cualquier inversión, sino con aquellas que refuerzan sectores de alto valor agregado. México ha logrado avances importantes en:
- Semiconductores: Intel anunció en 2024 la expansión de su planta en Ocotlán, Jalisco, orientada al empaquetado avanzado de chips. Esto representa un paso clave en la cadena global de microelectrónica y reduce la dependencia de Asia.
- Automotriz eléctrica: Tesla avanza en su gigafábrica en Santa Catarina, Nuevo León, proyecto que incluye no solo ensamblaje, sino también innovación en baterías y automatización.
- Tecnología inalámbrica y sensores: Skyworks amplió su planta en Mexicali, reforzando la producción de componentes críticos para 5G y dispositivos conectados.
- Infraestructura de nube e IA: Amazon Web Services (AWS) invierte más de 5,000 millones de dólares en nuevos centros de datos en Querétaro, infraestructura esencial para la soberanía digital y el desarrollo de inteligencia artificial local.
Estas inversiones, aunque privadas, están alineadas con la meta nacional de construir ecosistemas tecnológicos soberanos capaces de sostener innovación, talento e independencia estratégica.
Política industrial y soberanía tecnológica en México
Plan Sonora y autonomía energética
La soberanía energética es una condición previa para la soberanía tecnológica. El Plan Sonora, que combina energía solar, electrificación industrial e infraestructura para hidrógeno verde, busca proveer electricidad limpia y competitiva a clústeres industriales. Su objetivo no es solo generar energía, sino atraer industrias intensivas en electricidad —como centros de datos, fábricas de chips y plantas automatizadas— al norte del país.
Además, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Secretaría de Energía (SENER) impulsan proyectos de redes inteligentes y almacenamiento, fundamentales para garantizar un suministro estable a industrias tecnológicas avanzadas.
Hacia una estrategia nacional de IA y chips
Aunque aún incipiente, México avanza hacia la construcción de políticas de inteligencia artificial y microelectrónica soberanas. El Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) y la Secretaría de Economía preparan un programa para formar talento en IA y atraer centros de I+D vinculados al sector productivo.
En paralelo, el país participa en iniciativas trinacionales con Estados Unidos y Canadá para fortalecer la cadena norteamericana de semiconductores, alineadas con la CHIPS and Science Act estadounidense, pero adaptadas al contexto mexicano.
Desafíos para consolidar la soberanía tecnológica
Brechas estructurales y retos internos
A pesar de los avances, México enfrenta obstáculos importantes:
- Infraestructura digital desigual: La conectividad en regiones del sur sigue rezagada, lo que limita el desarrollo tecnológico fuera del corredor norte-centro.
- Capital humano insuficiente: La demanda de ingenieros especializados en IA, robótica o microelectrónica supera la oferta actual.
- Financiamiento limitado: Las startups deep tech mexicanas aún enfrentan dificultades para acceder a capital de riesgo.
- Coordinación institucional: Falta una estrategia nacional integrada que articule educación, industria, energía y política tecnológica.
Superar estos desafíos será esencial para que la soberanía tecnológica no se quede en discurso, sino que se materialice en capacidades reales.
Hacia una arquitectura tecnológica soberana y regional
La soberanía tecnológica no significa aislamiento. México debe construir cadenas de suministro híbridas y resilientes, con un equilibrio entre autonomía local y cooperación internacional.
La integración de América del Norte ofrece un marco ideal: con Estados Unidos liderando en chips e inteligencia artificial, Canadá en innovación verde y México en manufactura avanzada, la región puede competir globalmente sin depender excesivamente de Asia o Europa.
A nivel interno, políticas industriales activas, educación técnica de alto nivel y apoyo al emprendimiento tecnológico son elementos indispensables para que el país no sea solo receptor de inversiones, sino también productor de conocimiento y tecnología.
Soberanía tecnológica como estrategia de país
La soberanía tecnológica ha dejado de ser un concepto aspiracional y se ha convertido en un objetivo estratégico para México. La relocalización industrial, el auge del nearshoring y las inversiones en sectores críticos abren una ventana histórica para reducir dependencias externas y construir un tejido tecnológico propio.
Ejemplos como Tesla, Intel, Skyworks o AWS demuestran que el país puede ser más que un destino manufacturero: puede ser un centro de innovación, infraestructura digital y desarrollo tecnológico para América del Norte y el mundo.
Lograrlo exigirá visión de Estado, continuidad de políticas públicas, inversión en talento y una estrategia de largo plazo que vincule energía, industria y conocimiento. La soberanía tecnológica no es un punto de llegada, sino un proceso constante de construcción de futuro —y México ha comenzado a recorrerlo.