¿Qué es el World Energy Investment 2024?
Publicado por la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), el World Energy Investment 2024 es el informe anual más relevante sobre la asignación global de capital en el sector energético. Este reporte evalúa cómo fluyen las inversiones hacia diferentes tecnologías —desde petróleo y gas hasta solar, eólica y baterías— y qué implicaciones económicas, políticas y ambientales conllevan.
En su edición de 2024, la IEA subraya un hito histórico: la inversión en tecnologías de energía limpia alcanzó los 2 billones de dólares, más del doble que lo destinado a combustibles fósiles, que se sitúa en 1 billón de dólares. Sin embargo, la agencia advierte que esta dinámica no está equilibrada entre países, y que la brecha entre economías avanzadas y emergentes podría frenar los objetivos climáticos globales.
Inversiones globales en cifras: récords, contrastes y protagonistas
La inversión energética total en 2024 se proyecta en 3 billones de dólares, el nivel más alto registrado por la IEA. De este total, el 67% corresponde a tecnologías limpias, incluyendo generación renovable, redes eléctricas, eficiencia energética, almacenamiento y electrificación del transporte.
Los principales motores de este crecimiento son:
- China, que lidera en capacidad solar fotovoltaica, con más del 50% de la inversión mundial en esta tecnología.
- Estados Unidos y la Unión Europea, que refuerzan incentivos públicos a través de paquetes como el Inflation Reduction Act y el Green Deal Industrial Plan.
- India y el sudeste asiático, con aumentos notables en infraestructura de transmisión y electrificación rural.
En contraste, los países en desarrollo —especialmente en África y partes de América Latina— siguen recibiendo menos del 15% del total de inversiones en tecnologías limpias, una cifra insuficiente para cumplir con las metas del Acuerdo de París.
Impactos económicos y estructurales de la inversión energética
El World Energy Investment 2024 destaca cómo las inversiones están reconfigurando las cadenas de valor y los modelos de negocio del sector energético. Las siguientes tendencias son clave:
- El auge de las tecnologías limpias está reduciendo costos operativos, particularmente en generación solar, donde el LCOE (costo nivelado de energía) ya compite directamente con plantas a gas en múltiples regiones.
- Las redes eléctricas se han convertido en el cuello de botella principal, con una inversión estimada de 400 mil millones de dólares, aún insuficiente para soportar el crecimiento de la demanda y las fuentes intermitentes.
- La industria del petróleo y gas invierte cada vez más en tecnologías de captura de carbono y combustibles bajos en carbono, aunque estas aún representan solo el 4% de su gasto total de capital.
Además, el informe señala riesgos crecientes vinculados a materias primas críticas (litio, cobalto, cobre) y a la necesidad de mano de obra especializada para ejecutar la expansión renovable global.
Desafíos estructurales y perspectivas para 2025
Si bien el crecimiento de las inversiones en energías limpias es una señal positiva, el informe advierte que la concentración geográfica de estas inversiones podría profundizar las desigualdades energéticas. A corto plazo, tres desafíos se perfilan como decisivos:
- Financiamiento justo para países emergentes: sin mecanismos de garantía pública y cooperación multilateral, estos países no podrán atraer la inversión requerida.
- Modernización de redes e infraestructura eléctrica: la digitalización, resiliencia ante eventos climáticos extremos y la integración de fuentes renovables exigen una planificación más ágil y coordinada.
- Competencia tecnológica y geopolítica: la transición energética se ha vuelto un terreno estratégico, donde el liderazgo en tecnologías limpias definirá ventajas competitivas y de seguridad energética.
En paralelo, la IEA insta a gobiernos e inversionistas a alinear los flujos financieros con las trayectorias Net Zero, especialmente en sectores difíciles de descarbonizar como acero, cemento, aviación y agricultura.
Una transición con múltiples velocidades
El World Energy Investment 2024 confirma que la transición energética avanza, pero de forma desigual. El récord de inversión en tecnologías limpias representa un progreso indiscutible, pero los desequilibrios entre regiones, sectores y capacidades institucionales amenazan su sostenibilidad.
A medida que el mundo se aproxima a puntos de inflexión climáticos, la urgencia no es solo invertir más, sino invertir mejor, con criterios de justicia, impacto y resiliencia. El reto para 2025 será traducir el volumen récord de capital en transformaciones estructurales tangibles, especialmente en los países que más lo necesitan.
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