El futuro ya está aquí
El hidrógeno verde ha dejado de ser una promesa futurista para convertirse en uno de los pilares de la descarbonización global. Producido a partir de electrólisis con energías renovables (solar, eólica o hidroeléctrica), este combustible es considerado clave para sectores de difícil electrificación como el acero, el transporte marítimo y la aviación.
IRENA proyecta que el comercio internacional de hidrógeno verde y sus derivados podría cubrir hasta el 20 % de la demanda global para 2050. En este contexto, Latinoamérica aparece como un jugador estratégico gracias a su abundancia de recursos naturales, disponibilidad de territorio y cercanía con mercados de alto consumo como Estados Unidos, Europa y Asia.
Chile: pionero y referente regional
Chile es hoy el país que lidera la carrera latinoamericana. En 2020, presentó su Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, con el objetivo de producir el hidrógeno más barato del mundo para 2030.La región de Magallanes se ha convertido en un hub de inversión internacional, con proyectos de Enel, Siemens Energy y TotalEnergies.
El gobierno chileno calcula que para 2030 podrá producir 25 GW de capacidad de electrólisis.
Su meta es exportar millones de toneladas de hidrógeno hacia Asia y Europa, convirtiéndose en referente mundial.La combinación de vientos fuertes y consistentes en la Patagonia y abundancia de energía solar en el norte hacen de Chile un laboratorio natural para el desarrollo del hidrógeno verde.
Brasil: el gigante energético diversificado
Brasil, con su vasta infraestructura hidroeléctrica y sus avances en energía eólica, se posiciona como otro líder regional.
- En 2024, el Puerto de Pecém en Ceará se consolidó como uno de los mayores corredores para exportación de hidrógeno verde en América Latina.
- Empresas como Fortescue Future Industries (FFI) y Shell invierten en megaproyectos destinados a producir y exportar hidrógeno hacia Europa.
- La estrategia brasileña apuesta por aprovechar su enorme potencial eólico marino en el noreste y su capacidad industrial instalada.
Con una matriz ya relativamente limpia (más del 60% hidroeléctrica), Brasil busca diversificar su portafolio y ganar protagonismo global en la transición energética.
México: oportunidad y desafíos
México cuenta con condiciones excepcionales para el hidrógeno verde: vastas zonas con irradiación solar (Sonora, Chihuahua) y un corredor eólico de clase mundial en el Istmo de Tehuantepec. Sin embargo, los avances han sido más lentos.
- En 2023 se creó la Asociación Mexicana de Hidrógeno para impulsar el marco regulatorio y proyectos piloto.
- Iniciativas privadas en Baja California y Sonora apuntan a desarrollar hubs de producción orientados al mercado estadounidense.
- Empresas como Cummins, Engie y Mitsui ya exploran inversiones conjuntas en electrólisis.
El reto principal es regulatorio: la falta de una política nacional clara y de incentivos fiscales limita la velocidad de expansión. No obstante, el Plan Sonora de Energía Sostenible, que integra energía solar y potencial de hidrógeno verde, puede convertirse en una pieza clave de la estrategia mexicana.
Otros actores en la región
- Colombia: lanzó en 2021 su hoja de ruta para hidrógeno verde y azul, con respaldo de la CAF y el BID.
- Uruguay: impulsa proyectos piloto en movilidad y transporte pesado con hidrógeno verde.
- Argentina: busca desarrollar proyectos en la Patagonia, apalancando su potencial eólico.
La mirada internacional: inversión y competitividad
Europa y Asia son los grandes destinos de exportación para el hidrógeno latinoamericano. La Unión Europea busca importar millones de toneladas de hidrógeno verde para cumplir con su plan “Fit for 55” y reducir su dependencia del gas ruso. Japón y Corea del Sur también han firmado memorandos con países de la región.
Sin embargo, la competencia global es intensa: Arabia Saudita, Australia y Marruecos también avanzan agresivamente en proyectos a gran escala. Para Latinoamérica, el factor diferencial será su capacidad de ofrecer hidrógeno competitivo en precio gracias a su abundancia de renovables.
Retos de la región
- Infraestructura de exportación: puertos, ductos y cadenas logísticas aún incipientes.
- Financiamiento: proyectos de electrólisis requieren inversiones multimillonarias.
- Certificación: garantizar estándares internacionales para que el hidrógeno sea reconocido como “verde”.
- Regulación clara: todavía incipiente en varios países de la región.
El hidrógeno verde en Latinoamérica es mucho más que una tendencia: es una oportunidad estratégica para transformar la matriz energética, atraer inversión y posicionar a la región como exportadora de energía limpia.
Chile ya lidera, Brasil acelera y México aún busca definir su hoja de ruta. El desafío es lograr que las oportunidades no se diluyan entre regulaciones poco claras y falta de infraestructura.
Si la región logra alinear inversión, políticas públicas e innovación, el hidrógeno verde no solo será una promesa, sino el nuevo motor de desarrollo sostenible para América Latina en el horizonte hacia 2050.
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