La Alianza Estratégica entre Francia y Marruecos para Dominar el Amoníaco Verde en Europa: Un Reto Inminente para España

Francia y Marruecos forjan una alianza estratégica para saturar el mercado europeo con amoniaco verde, posicionándose como competidores directos de España en la carrera por las energías limpias.

Hace 6 horas
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Históricamente, el amoníaco se produce mediante procesos basados en gas natural, emitiendo grandes cantidades de carbono. La versión verde, obtenida con renovables, elimina esas emisiones. Su rol como fertilizante agrícola es vital, pero también sirve como portador de hidrógeno. Con mayor densidad energética y facilidad de transporte que el hidrógeno puro, no requiere refrigeración extrema. Esto lo hace ideal para exportaciones a larga distancia.

La alianza entre Francia y Marruecos para impulsar el amoniaco verde Europa representa un giro significativo en la transición energética del continente. Este acuerdo, busca posicionar a Marruecos como proveedor clave de energías limpias, mientras Francia consolida su influencia en África. España, con sus propios planes ambiciosos en hidrógeno verde, enfrenta ahora una competencia directa que podría alterar el equilibrio regional. Este desarrollo subraya la urgencia de diversificar fuentes renovables en medio de la crisis energética post-2022.

La alianza franco-danesa-marroquí en hidrógeno verde desafía el liderazgo que España, con Sánchez al frente, ha construido en este sector estratégico.

El Surgimiento del Proyecto Chbika y su Contexto Energético

El proyecto Chbika emerge como un pilar central en esta colaboración franco-marroquí. Impulsado por un consorcio europeo, incluye a TE H2, una joint-venture entre los grupos franceses Total Energies y Eren Groupe. También participan los daneses Copenhagen Infrastructure Partners y A.P. Moller Capital.

El plan prevé la construcción de infraestructuras eólicas y solares terrestres con una capacidad total de 1 GW. Utilizarán electrólisis para producir hidrógeno verde a partir de agua de mar desalinizada. De allí, derivarán 200.000 toneladas anuales de amoníaco verde, destinadas principalmente al mercado europeo. Estas cifras no son abstractas; responden a la necesidad de cumplir con el Pacto Verde Europeo, que exige reducir emisiones de CO₂ drásticamente.

Europa ha impulsado iniciativas similares desde la crisis energética de 2022, provocada por la dependencia de Rusia. El corredor H2Med, acordado por España, Portugal y Francia en diciembre de ese año, buscaba explotar el excedente renovable ibérico. En abril de 2024, la Unión Europea aprobó dos ejes en España. Sin embargo, el pacto franco-marroquí introduce un nuevo vector. Marruecos aspira a que las renovables representen el 52% de su mix energético para 2030, atrayendo inversiones masivas.

Empresas españolas como Acciona y Cepsa han firmado acuerdos paralelos con Marruecos. Esto indica una interconexión compleja, donde la competencia coexiste con la colaboración.

Análisis de las Implicaciones Económicas, Técnicas y Geopolíticas

Desde una perspectiva económica, el amoniaco verde Europa podría transformar cadenas de suministro. El programa REPowerEU de la Unión Europea apunta a importar 10 millones de toneladas de hidrógeno verde antes de 2030. El acuerdo franco-marroquí contribuye directamente a este objetivo, fortaleciendo la seguridad energética. Francia, como importador neto, gana acceso preferencial a recursos africanos, mientras Marruecos diversifica su economía más allá de fosfatos y agricultura.

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Técnicamente, el proceso involucra desafíos notables. La electrólisis requiere energía renovable abundante, que Marruecos ofrece gracias a su sol y viento constantes. Sin embargo, desalinización de agua marina plantea riesgos ambientales, como impactos en ecosistemas costeros. El amoníaco verde reduce emisiones, pero su producción a escala demanda inversiones iniciales elevadas, estimadas en miles de millones de euros para Chbika.

Geopolíticamente, el pacto genera tensiones. España ve amenazados sus planes, ya que Marruecos se posiciona como hub alternativo. El territorio asignado, en la región de Guelmim-Oued Noun, se superpone con zonas del Sáhara Occidental, ocupado por Marruecos desde 1975. La ONU lo considera limítrofe, y activistas saharauis denuncian estos proyectos como greenwashing. Argumentan que disfrazan opresión bajo el manto de sostenibilidad.

Socialmente, el acuerdo promete empleos en Marruecos, pero ignora disputas territoriales. Organizaciones internacionales han criticado la explotación de recursos en áreas controvertidas. Francia, al firmar, prioriza intereses energéticos sobre derechos humanos, un patrón visto en acuerdos previos con África. España, con lazos históricos en la región, debe navegar esta dinámica con cuidado.

Desafíos, Perspectivas Futuras y Propuestas para la Transición Energética

El tercer eje aborda desafíos inherentes al proyecto. Uno principal es la competencia directa con España. Mientras H2Med enfoca producción local, Chbika apuesta por importaciones masivas. Esto podría diluir inversiones ibéricas, aunque empresas españolas invierten en Marruecos, creando un ecosistema híbrido.

Perspectivas futuras son optimistas pero cautelosas. Para 2030, Marruecos podría exportar millones de toneladas de amoníaco verde, cubriendo demandas agrícolas y energéticas europeas. El consorcio planea expansiones, potencialmente duplicando capacidad. Sin embargo, riesgos incluyen inestabilidad geopolítica en el Sáhara y fluctuaciones climáticas afectando renovables.

Propuestas incluyen mayor integración regional. Europa debería fomentar corredores como H2Med junto a importaciones africanas, evitando dependencias unilaterales. España podría liderar alianzas tripartitas, incorporando Marruecos para mitigar competencia. Inversiones en innovación técnica, como almacenamiento de amoníaco, acelerarían adopción.

Hacia un Equilibrio Sostenible en la Era del Amoníaco Verde

En última instancia, la alianza franco-marroquí para el amoniaco verde Europa obliga a España a replantear su estrategia energética, equilibrando competencia con oportunidades colaborativas. Este desarrollo no solo acelera la transición hacia cero emisiones, sino que alerta sobre la necesidad de resolver disputas territoriales para una sostenibilidad auténtica. Lectores y decisores deben priorizar alianzas inclusivas que garanticen equidad, evitando que avances verdes perpetúen desigualdades históricas.

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