El Cono Sur se encuentra en el centro de una revolución energética global. Con las mayores reservas mundiales de litio y vastos yacimientos de petróleo y gas, Argentina, Bolivia y Chile enfrentan un dilema estratégico: ¿deben competir por el dominio de estos recursos o colaborar para convertirse en actores clave de la transición energética?
Mientras el litio emerge como el «oro blanco» de la economía verde, los hidrocarburos siguen siendo pilares económicos irrenunciables, creando una tensión entre modelos extractivos tradicionales y las demandas de un futuro bajo en carbono. Esta encrucijada no solo define el rumbo económico de la región, sino también su papel en el nuevo orden geopolítico de los recursos energéticos.
El dilema energético del Cono Sur: entre el litio y los hidrocarburos
En un mundo que avanza hacia la descarbonización, el Cono Sur se encuentra en una encrucijada estratégica. Argentina, Bolivia y Chile albergan algunas de las mayores reservas de litio del planeta, esencial para la fabricación de baterías y vehículos eléctricos.
Sin embargo, también dependen económicamente del petróleo y el gas, recursos que aún dominan sus matrices energéticas y exportaciones. Esta dualidad plantea una pregunta crucial: ¿estos países competirán por el dominio de sus recursos o convergerán hacia una estrategia regional integrada?
La respuesta no es sencilla. Mientras Chile lidera la producción de litio con un modelo privatizado, Bolivia nacionalizó sus reservas y Argentina oscila entre ambos extremos. Al mismo tiempo, los tres países mantienen una fuerte industria de hidrocarburos, generando tensiones entre agendas fósiles y renovables.
El litio como recurso estratégico: oportunidades y desafíos
El Triángulo del Litio (Argentina, Bolivia y Chile) concentra más del 58% de las reservas mundiales (USGS, 2025). Sin embargo, cada país ha adoptado un enfoque distinto:
- Chile es el mayor productor regional, con empresas como SQM y Albemarle operando en el Salar de Atacama. En 2024, el gobierno anunció una nacionalización parcial del litio, exigiendo mayor participación estatal en futuros proyectos.
- Argentina promueve inversiones privadas, con más de 15 proyectos en desarrollo en Jujuy, Salta y Catamarca. Sin embargo, la inestabilidad macroeconómica frena su potencial.
- Bolivia, pese a tener las mayores reservas, enfrenta problemas técnicos y burocráticos. Su alianza con China (a través de CBC) busca reactivar la producción, pero los avances son lentos.
Según la CEPAL, la demanda global de litio se triplicará para 2030, lo que convierte a estos países en actores geopolíticos clave. No obstante, su capacidad para capitalizar este boom depende de políticas claras, infraestructura y cooperación regional.
Petróleo y gas: la sombra de los hidrocarburos en la transición energética
A pesar del auge del litio, el petróleo y el gas siguen siendo pilares económicos en la región:
- Argentina impulsa Vaca Muerta, el segundo yacimiento no convencional más grande del mundo, con exportaciones récord en 2025.
- Bolivia depende en un 32% de los ingresos por gas, aunque sus reservas declinan.
- Chile, aunque importa hidrocarburos, mantiene una fuerte industria petroquímica.
La paradoja es evidente: mientras estos países buscan posicionarse como líderes en energías limpias, sus economías aún dependen de combustibles fósiles. El desafío es equilibrar ambas agendas sin caer en dependencias extractivistas.
Geopolítica y exportación estratégica: ¿integración o rivalidad?
La competencia por mercados externos agrega otra capa de complejidad. China, Estados Unidos y la Unión Europea buscan asegurar suministros de litio, mientras que los países del Cono Sur carecen de una estrategia común. Algunas iniciativas, como el Foro de Países Productores de Litio (impulsado por México en 2024), podrían servir de modelo para una alianza regional.
Por otro lado, la OPEP+ sigue influyendo en los precios del petróleo, lo que afecta a Argentina y Bolivia. Una convergencia entre ambos sectores (litio e hidrocarburos) podría generar sinergias, como el uso de tecnología de extracción sostenible o la creación de clústeres industriales.
Hacia un modelo sostenible: cooperación o crisis perdida
El Cono Sur tiene una ventana de oportunidad única. En lugar de competir, Argentina, Bolivia y Chile podrían:
- Crear una alianza regional para negociar precios y estándares de litio.
- Diversificar su matriz energética, integrando renovables con hidrocarburos de transición.
- Atraer inversiones en manufactura, evitando ser meros exportadores de materias primas.
Si no actúan pronto, corren el riesgo de quedar atrapados en la maldición de los recursos, donde la riqueza en litio y petróleo no se traduce en desarrollo sostenible.
El futuro energético del Cono Sur se decide ahora
La disyuntiva entre litio y petróleo no es solo técnica, sino geopolítica. Los países del Cono Sur deben elegir entre competir de manera aislada o converger en una estrategia común que maximice sus recursos. Con una demanda global en alza y presiones climáticas crecientes, la inacción podría costarles su lugar en el mapa energético del futuro.
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