Tesla vuelve a estar bajo presión legal y mediática en Estados Unidos. La compañía se enfrenta a una demanda colectiva por la gestión de la llamada a revisión de sus baterías domésticas Powerwall 2, después de que miles de usuarios quedaran con sus sistemas prácticamente inutilizados mientras esperan reemplazos que no llegan.
La acción legal, presentada como «Brown v. Tesla, Inc.» ante el Tribunal del Distrito Medio de Florida, sostiene que la empresa tardó en reconocer el problema y, mediante actualizaciones remotas sin necesidad de conexión, conocido como (OTA), limitó la capacidad de las baterías, dejando a los propietarios sin la función esencial por la que pagaron aproximadamente 7 mil euros.
El conflicto afecta a los modelos fabricados entre 2020 y 2022, todos con riesgo de sobrecalentamiento. El problema ya había sido detectado en Australia meses antes de que Tesla emitiera un aviso oficial en Estados Unidos, pese a tratarse de los mismos equipos. Los reportes indican que la compañía estaba al tanto de este problema desde hace años e incluso intentó reemplazar algunas unidades de manera discreta antes de anunciar la revisión formal.
El uso de la capacidad OTA, el cual era tradicionalmente una ventaja competitiva, se ha convertido ahora en un arma de doble filo. La denuncia acusa a Tesla de apagar o limitar las baterías hasta casi el 0 %, como medida para reducir riesgos de incendio, en lugar de realizar reembolsos o reemplazos inmediatos. Como resultado, muchos Powerwall 2 han quedado inoperativos, incapaces de funcionar como sistemas de respaldo energético.
La fase de reemplazo físico avanza con lentitud, dejando a usuarios semanas o meses sin servicio, mientras que en algunos casos los instaladores originales de los sistemas ya no están activos, complicando aún más la atención. Testimonios de la comunidad en general de usuarios relatan frustración, falta de comunicación y meses sin respaldo energético, incluso en la temporada de tormentas.
El argumento legal central se basa en la falta de aptitud para el uso ordinario de los equipos. Según los demandantes, un sistema que debe ser apagado para no sobrecalentarse no puede considerarse seguro ni fiable, lo que implicaría un incumplimiento de garantías básicas por parte de Tesla.
Hasta el momento, Tesla no ha emitido comentarios públicos ni ha dado una fecha estimada para completar los reemplazos, que podrían superar las 10 mil unidades solo en Estados Unidos. Con clientes cada vez más presentes en el mercado y un invierno que aumenta la necesidad de respaldo energético, la presión sobre la compañía se intensifica. La demanda colectiva podría forzar compensaciones económicas y priorizar los reemplazos sobre nuevas ventas en puerta.
