La compañía estadounidense AT&T se encuentra en negociaciones para vender su filial en México, según reportó Bloomberg, en un movimiento que podría representar el fin de una inversión millonaria iniciada hace más de una década. La firma trabaja con asesores para cerrar la operación, de la cual espera obtener más de 2,000 millones de dólares, aunque aún no se ha tomado una decisión definitiva.
La salida de AT&T sería uno de los giros más significativos en el sector de telecomunicaciones mexicano, especialmente para una empresa que desde 2014 apostó con fuerza por ganar participación de mercado. En ese año, tras la reforma en telecomunicaciones impulsada por el Gobierno de Enrique Peña Nieto, AT&T adquirió Grupo Iusacell por 2,500 millones de dólares y compró Nextel México por 1,900 millones, invirtiendo en total más de 10,000 millones de dólares en el país.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, AT&T nunca logró hacer frente al dominio de Telcel, propiedad de América Móvil, que controla más del 60% del mercado mexicano. Las dificultades operativas, la alta competencia y el bajo retorno de inversión han sido factores determinantes en la decisión de la firma de reconsiderar su presencia en México.
Este posible retiro se suma a otros casos similares: Telefónica (Movistar) también ha disminuido su participación en el país desde 2019, optando por alquilar infraestructura de AT&T en lugar de seguir invirtiendo directamente.
Mientras tanto, AT&T refuerza su estrategia en Estados Unidos, donde ha centrado sus inversiones en el desarrollo de redes de fibra óptica y un modelo convergente de servicios móviles e internet residencial, que promete un mejor rendimiento financiero a mediano plazo.
De concretarse la venta, el mercado mexicano podría entrar en una nueva etapa de reconfiguración, con posibles oportunidades para nuevos actores o para el fortalecimiento de los ya existentes.
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