El papel de las mujeres en la digitalización del sector
Desde la última década, la industria energética experimenta una transformación en distintos ángulos. La digitalización, impulsada por la Inteligencia Artificial (IA), el internet de las cosas (IoT) y la analítica avanzada, está cambiando la forma en que producimos, distribuimos y consumimos energía. Sin embargo, en la operación y estrategia de cada algoritmo, sensor y plataforma de gestión inteligente hay un factor humano que no siempre recibe la visibilidad que merece: el liderazgo femenino. Las mujeres ingenieras, científicas y especialistas en tecnología desempeñan un papel clave en esta transición. Desde el diseño de redes eléctricas inteligentes, hasta el desarrollo de soluciones para optimizar el consumo energético en ciudades y empresas, su participación aporta talento técnico, además de una visión más inclusiva y sostenible de la innovación.
DESAFÍOS POR SUPERAR
Es importante señalar que, a pesar de los avances, la presencia femenina en la industria energética y en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) sigue siendo limitada. Según la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), las mujeres representan sólo el 32% de la fuerza laboral en energías renovables y menos el 25% en el sector energético tradicional. La participación de las mujeres,
más allá de eficiencia y rentabilidad, incorpora criterios de sostenibilidad, impacto social y acceso equitativo a la energía”. En áreas como ingeniería eléctrica o automatización industrial, la cifra puede ser
incluso menor. Esto representa un desafío para la competitividad. La digitalización del sector requiere equipos diversos que integren distintas perspectivas para resolver problemas y crear soluciones. De acuerdo con el estudio Diversity Wins de McKinsey & Company, las empresas con mayor diversidad de género en puestos de liderazgo tienen un 25% más de probabilidades de superar el rendimiento
financiero promedio de su industria. La transición energética digital no es únicamente un reto tecnológico; es también un desafío cultural. La implementación de soluciones inteligentes implica repensar procesos, capacitar a equipos y rediseñar modelos de negocio. En este contexto, las mujeres líderes demuestran una gran capacidad para integrar la innovación con la gestión del cambio, fomentando entornos colaborativos y resilientes. Además, para que la digitalización del sector energético alcance su máximo potencial, es esencial incrementar la participación y permanencia de mujeres en la
industria, fomentando vocaciones STEM desde edades tempranas con referentes femeninos, fortaleciendo la mentoría y las redes de apoyo que impulsen su desarrollo profesional, y promoviendo políticas inclusivas que valoren la diversidad y faciliten la conciliación laboral. En el caso de Schneider Electric, desde 2023 estamos impulsando el proyecto “Niñas en STEM, energizando el futuro”, el
cual nos ha dado la oportunidad de trabajar con jóvenes entre 11 y 15 años. No se trata de una cuestión de cuotas, sino de talento. La transición energética necesita de todas las mentes brillantes disponibles,
y excluir a más de la mitad de la población por barreras culturales o estructurales es algo que no podemos permitirnos. A pesar de ello, gradualmente, más mujeres están ocupando roles estratégicos en
la digitalización energética. Al respecto, el Hub de Energía América Latina y El Caribe destaca el avance de la participación femenina en la industria, 22.6% en 2025.
EL FUTURO ENERGÉTICO
Poco a poco, más mujeres están diseñando arquitecturas de datos para redes inteligentes, liderando proyectos de automatización industrial y participando en la investigación de nuevas tecnologías para almacenamiento y gestión de energía. Su presencia no sólo enriquece la conversación técnica, sino que también redefine las prioridades: más allá de la eficiencia y la rentabilidad, se incorporan criterios
de sostenibilidad, impacto social y acceso equitativo a la energía. La transformación digital del sector
energético también tiene un rostro femenino. Por lo que, reconocerlo y potenciarlo es una estrategia inteligente para construir un futuro energético más innovador, inclusivo y sostenible.