La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha sido históricamente el eje central de la gobernanza energética global. En 2025, ese rol persiste, pero se encuentra sometido a una presión sin precedentes. Con un mercado caracterizado por tensiones geopolíticas, auge de productores no convencionales y metas climáticas cada vez más exigentes, la OPEP ha tenido que ajustar su estrategia para seguir incidiendo en los precios del crudo. La clave: recortes coordinados, alianzas ampliadas y una diplomacia energética más activa.
Recortes prolongados y disciplina ajustada
Las decisiones de Viena: contención para sostener el barril
Desde enero de 2024, la OPEP+, liderada por Arabia Saudita y Rusia, ha mantenido una política de recortes que en mayo de 2025 continúa vigente. En su reunión del 1 de mayo en Viena, el grupo decidió extender los recortes voluntarios de producción hasta septiembre, con una reducción combinada de 2.2 millones de barriles diarios, con el objetivo explícito de evitar una caída de precios por sobreoferta.
Según datos del Joint Ministerial Monitoring Committee, Arabia Saudita ha sostenido un recorte de 1 millón de barriles diarios, mientras que Rusia ha reducido 471,000. La decisión busca apuntalar los precios ante señales de desaceleración económica en Europa y China, y frente al incremento de producción en EE. UU. y América Latina.
Efectividad y límites de la estrategia
Aunque los recortes han ayudado a mantener el precio del Brent por encima de los 82 USD/barril durante el segundo trimestre de 2025, su efectividad estructural está en entredicho. El aumento de la producción de shale oil en Estados Unidos y Vaca Muerta en Argentina ha diluido parcialmente el impacto de las restricciones de oferta, mientras que la demanda global sigue presionada por la inflación persistente y la transición energética.
Desafíos internos de cohesión y liderazgo
Un grupo más amplio, pero menos homogéneo
La ampliación del grupo OPEP+ ha dado músculo geopolítico a la organización, pero también ha aumentado las fricciones internas. Mientras países como Emiratos Árabes Unidos o Kuwait mantienen una postura alineada con Arabia Saudita, otros miembros como Nigeria e Irán han expresado malestar por los límites que afectan su capacidad de recuperación económica.
En particular, Irak ha violado reiteradamente las cuotas de producción, extrayendo hasta 200,000 barriles diarios por encima de su límite pactado, según cifras de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Esto ha generado tensiones que debilitan la percepción de disciplina colectiva, afectando indirectamente las expectativas del mercado.
Arabia Saudita: el centro de gravedad estratégico
Riad continúa siendo el actor más influyente dentro de la OPEP. En 2025, ha reforzado su rol como estabilizador de precios, pero también ha mostrado signos de frustración ante la falta de compromiso de otros miembros. A la par, ha intensificado sus alianzas bilaterales con China e India, asegurando contratos a largo plazo que garanticen ingresos en medio de la incertidumbre climática.
Presión externa: transición energética, sanciones y actores emergentes
El auge del no convencional debilita el control tradicional
El avance de fuentes no OPEP —como el petróleo de lutitas estadounidense y los desarrollos en Argentina y Canadá— ha restado poder a las decisiones del cartel. En abril de 2025, la producción total fuera de la OPEP alcanzó los 52 millones de barriles diarios, según la Energy Information Administration (EIA), cifra que representa más del 60 % de la oferta global. Esto limita el margen de maniobra de la OPEP para influir unilateralmente en el mercado.
Además, nuevos desarrollos tecnológicos han reducido los costos de extracción en yacimientos complejos, aumentando la elasticidad de la oferta fuera del grupo.
Sanciones internacionales: distorsiones impredecibles
Las sanciones contra Rusia, Venezuela e Irán han provocado un reacomodo del flujo global de crudo, con Asia como principal receptor de estos barriles. En mayo de 2025, Rusia sigue vendiendo su crudo Ural a China e India con descuentos del 20 % frente al Brent. Este desvío de comercio ha alterado las referencias de precios y ha generado un mercado más fragmentado y difícil de modelar, debilitando la capacidad de la OPEP para operar con previsibilidad.
¿Estabilizador o generador de volatilidad?
Expectativas del mercado frente a las decisiones OPEP
En lugar de eliminar la volatilidad, la OPEP parece haberla institucionalizado. Los mercados reaccionan con fuerza a cada reunión del cartel, ya sea para anticipar prolongaciones de recortes, aumentos de cuota o señales de desacuerdo. La percepción de una OPEP reactiva, más que proactiva, ha contribuido a una mayor incertidumbre en la fijación de precios.
Además, la falta de coordinación entre la OPEP y los principales reguladores ambientales globales ha generado una doble incertidumbre: una de precios y otra de trayectoria energética a largo plazo.
Opciones estratégicas hacia el segundo semestre de 2025
Con una demanda moderada y una oferta flexible por fuera del cartel, la OPEP podría optar por una estrategia de estabilidad de precios en torno a los 80–85 USD/barril, apuntando a una recuperación de ingresos sin provocar una desaceleración económica global. Para ello, será clave mejorar la disciplina interna, fortalecer la diplomacia energética y participar más activamente en la conversación sobre la transición energética.
La OPEP en 2025: influencia sostenida, poder relativo en disputa
La OPEP no ha perdido su capacidad de incidir en los precios del crudo, pero en 2025 esa influencia ya no es monolítica. Su rol como estabilizador ha evolucionado hacia una figura de actor influyente pero limitado por factores externos: la competencia del petróleo no convencional, la fragmentación interna del grupo, el avance de las energías renovables y la presión de la regulación climática.
La relevancia de la OPEP sigue vigente, pero su poder está siendo redefinido. Ya no se trata solo de cuánto petróleo puede extraer o retener, sino de cómo puede integrarse en un nuevo orden energético global. Un orden donde la diplomacia, la innovación y la credibilidad serán tan importantes como los barriles.
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