El secado de arroz sin petróleo ni electricidad es ya una meta tangible en la provincia cubana de Granma. Gracias a la innovación local y el aprovechamiento de fuentes renovables, una cooperativa agrícola está desarrollando un modelo pionero que podría transformar la forma en que se procesa este alimento clave para la seguridad alimentaria nacional.
Una solución agrícola con sello cubano
La dependencia de combustibles fósiles y electricidad limita el desarrollo agroindustrial en muchas zonas rurales. En Cuba, donde las restricciones energéticas se han intensificado, encontrar soluciones sostenibles para procesos clave como el secado de arroz no es solo un reto tecnológico, sino una urgencia estratégica.
El Complejo Agroindustrial Río Cauto, perteneciente a la Empresa Agroindustrial de Granos Fernando Echenique, ha emprendido un proyecto único: eliminar por completo el uso de petróleo y electricidad en el secado de arroz, recurriendo a fuentes renovables como la energía solar y el biogás.
Este enfoque no solo responde a necesidades productivas, sino que se alinea con la política energética nacional, que busca reducir la dependencia de combustibles fósiles y aumentar la eficiencia en sectores productivos.
Energías limpias al servicio del campo
El sol y el biogás como aliados del secado agrícola
El proyecto contempla la instalación de secaderos solares pasivos, que permiten aprovechar la radiación solar para eliminar la humedad del arroz. Estos sistemas, ya empleados en otros cultivos como el café y las especias, pueden adaptarse a escala industrial con relativa facilidad.
Además, el Complejo Agroindustrial Río Cauto ha diseñado una planta piloto de biogás alimentada por residuos agrícolas y estiércol. Este sistema genera energía térmica que se utilizará para complementar el secado en días nublados o lluviosos, garantizando continuidad operativa.
Reducción de costos y de impacto ambiental
El beneficio no es solo energético. Al eliminar el uso de petróleo, los costos operativos disminuyen considerablemente, lo cual impacta directamente en la rentabilidad de la producción. A nivel ambiental, el modelo contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a valorizar residuos que antes eran desechados.
Tecnología, conocimiento local y autosuficiencia
Ingenio cubano ante la escasez
El proyecto destaca por ser una iniciativa autogestionada, sin dependencia de equipos importados ni tecnología extranjera. Según declaraciones de técnicos involucrados, todos los diseños están basados en materiales disponibles localmente y conocimiento técnico nacional. Esta estrategia reduce la vulnerabilidad ante sanciones o crisis logísticas.
Transferencia tecnológica y replicabilidad
Otro valor agregado es la posibilidad de replicar el modelo en otras zonas arroceras del país. Con mínimos ajustes, las tecnologías desarrolladas pueden adaptarse a diferentes climas y volúmenes de producción. La idea es no solo secar arroz sin petróleo en Granma, sino impulsar una transformación nacional en la agroindustria cubana.
¿Qué futuro tiene el secado de arroz sin petróleo en Cuba?
Potencial para expandirse a otras regiones agrícolas
Granma es una de las principales provincias productoras de arroz en Cuba. Si el modelo se consolida, puede extenderse rápidamente a otras zonas como Sancti Spíritus, Ciego de Ávila o Camagüey, que enfrentan desafíos similares.
A mediano plazo, el éxito del proyecto podría reducir la presión sobre el sistema eléctrico nacional y contribuir al cumplimiento de los objetivos energéticos planteados por el Estado cubano, como alcanzar un 24% de energía renovable en la matriz nacional para 2030.
Retos logísticos, inversión inicial y formación técnica
No obstante, aún hay obstáculos importantes. La inversión inicial, aunque menor que la de sistemas industriales convencionales, requiere voluntad política y apoyo financiero. También es fundamental capacitar a técnicos y campesinos para operar y mantener estos sistemas.
El cambio no será automático. Pero si el Estado canaliza recursos hacia proyectos como el del Complejo Agroindustrial Río Cauto, se abre un camino realista hacia una agroindustria menos dependiente de combustibles fósiles.
Innovar desde lo local para alimentar al país
La experiencia en Río Cauto demuestra que la innovación tecnológica no siempre viene de grandes laboratorios ni de costosas importaciones. A veces, surge desde el campo, con ingenio, voluntad y compromiso con el entorno.
Apostar por el secado de arroz sin petróleo ni electricidad no es solo un ejercicio de eficiencia energética; es una declaración de soberanía alimentaria y tecnológica. En tiempos de crisis energética y climática, iniciativas como esta ofrecen una ruta clara para construir un modelo agroproductivo más resiliente, ecológico y justo.
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