Refinerías en transición: adaptación tecnológica frente a regulaciones climáticas

Presionadas por normas climáticas cada vez más estrictas, las grandes refinerías del mundo están reformando sus procesos para reducir emisiones. Este artículo analiza los avances tecnológicos, desafíos y casos emblemáticos de esta transición crítica para el futuro energético global.

Hace 8 horas
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Refinerías bajo presión climática global

En un contexto de endurecimiento regulatorio y compromisos internacionales como el Acuerdo de París, las refinerías de petróleo enfrentan una disyuntiva existencial: adaptarse o desaparecer. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el sector del refinado representa aproximadamente el 6% de las emisiones globales de CO₂. La presión para descarbonizar no solo proviene de los gobiernos, sino también de inversionistas y consumidores cada vez más conscientes del impacto ambiental.

Estados Unidos, la Unión Europea y China han implementado nuevas normativas ambientales que exigen una reducción significativa de las emisiones industriales. En respuesta, las refinerías están iniciando profundas transformaciones tecnológicas que implican inversiones multimillonarias, reconfiguración operativa y estrategias de largo plazo.

Principales estrategias tecnológicas en marcha

Captura y almacenamiento de carbono (CCS)

Una de las tecnologías más implementadas es la captura y almacenamiento de carbono (CCS). Refinerías como la de Pernis en los Países Bajos, propiedad de Shell, han iniciado proyectos de captura de CO₂ que evitarán la emisión de hasta 800,000 toneladas de dióxido de carbono al año. Este modelo se expande rápidamente en Europa y Norteamérica como medida de mitigación inmediata.

Conversión a bio-refinerías y co-procesamiento

Empresas como TotalEnergies y Eni están reconvirtiendo refinerías tradicionales en instalaciones de procesamiento de biocombustibles. En La Mède (Francia), TotalEnergies transformó una antigua planta de diésel en una bio-refinería capaz de procesar 500,000 toneladas anuales de biocombustibles sostenibles, reduciendo drásticamente su huella de carbono.

Electrificación y eficiencia energética

La electrificación de procesos térmicos y el uso de energía renovable interna son estrategias complementarias. Chevron, por ejemplo, ha integrado paneles solares y cogeneración en su refinería de Richmond, California. Esto ha reducido su consumo de gas natural y su intensidad energética total.

Hidrógeno verde: la nueva frontera del refinado

Una de las rutas más prometedoras es la incorporación del hidrógeno verde para desulfuración y otros procesos críticos. La refinería de Repsol en Cartagena (España) ha iniciado un ambicioso plan para sustituir el hidrógeno gris (derivado del gas natural) por hidrógeno verde, generado con electricidad renovable. Este proyecto evitará más de 100,000 toneladas anuales de emisiones de CO₂ una vez implementado por completo en 2025.

El hidrógeno no solo mejora la eficiencia y reduce emisiones, sino que también posiciona a las refinerías como posibles proveedores de vectores energéticos limpios, expandiendo su rol en la transición energética.

Obstáculos estructurales y financieros

Inversiones de alto riesgo

La reconversión tecnológica exige inversiones intensivas con horizontes de retorno largo y riesgo regulatorio. Según McKinsey & Company, la transformación completa de una refinería mediana puede costar entre $1,000 y $2,500 millones de dólares. En mercados con precios volátiles del crudo y márgenes de refinado reducidos, estos proyectos son financieramente delicados.

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Dependencia de mercados fósiles

La mayoría de las refinerías aún depende de la demanda de combustibles fósiles, en particular diésel y gasolina. Aunque el transporte pesado, la aviación y la industria seguirán requiriendo productos derivados del crudo por décadas, la electrificación del transporte liviano y el auge de alternativas como los e-fuels están cambiando la ecuación de rentabilidad a mediano plazo.

Casos emblemáticos de reconversión global

La refinería de Martínez (California), adquirida por Marathon Petroleum y reconvertida en planta de diésel renovable, ejemplifica un modelo de transición exitosa. Hoy produce más de 260 millones de galones anuales de combustible renovable, con una reducción de emisiones del 70% respecto al diésel convencional.

En Asia, PetroChina ha lanzado una estrategia nacional de refinerías bajas en carbono, integrando captura de carbono, co-procesamiento de biomasa y uso de renovables en sus instalaciones clave, como la refinería de Dalian.

El futuro del refinado en la era post-carbono

A pesar de los avances, el futuro de muchas refinerías dependerá de su capacidad de diversificación y su alineamiento con los objetivos de sostenibilidad global. El informe 2024 del World Energy Outlook anticipa que al menos un 30% de la capacidad global de refinación podría quedar obsoleta para 2040 si no se adapta tecnológicamente.

Las refinerías que sobrevivan serán aquellas capaces de reducir emisiones, diversificar sus productos hacia moléculas limpias, y reconfigurar sus operaciones en sinergia con la economía circular y las energías renovables.

De infraestructura fósil a nodos de transición energética

Más que desaparecer, muchas refinerías están evolucionando hacia plataformas híbridas de producción energética. Su infraestructura, logística y experiencia operativa pueden ser aprovechadas para desarrollar combustibles sintéticos, hidrógeno verde y soluciones de captura de carbono a escala industrial.

Este cambio no es solo tecnológico, sino también geopolítico. Las grandes empresas del sector están redefiniendo su rol ante un mundo que exige energía limpia pero aún depende del petróleo. La transición de las refinerías será clave para cerrar esa brecha con responsabilidad, innovación y visión a largo plazo.

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