Terminales terrestres de combustibles en el centro de México: conectividad, redundancia y eficiencia logística 

En el centro del país se consolida una red estratégica de terminales terrestres para combustibles. Estas instalaciones permiten almacenar, distribuir y conectar los principales centros de consumo del país con puertos, ductos y refinerías.

JULIO 24 , 2025
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El corazón energético de la distribución nacional 

El centro de México —que abarca entidades clave como Estado de México, Querétaro, Hidalgo y San Luis Potosí— concentra una parte fundamental del consumo nacional de combustibles. Esta región, que alberga zonas industriales, logísticas y metropolitanas de alta demanda, requiere una infraestructura terrestre robusta para el almacenamiento y la distribución energética. 

Las terminales terrestres de combustibles en el centro de México cumplen esa función crítica. Actúan como nodos logísticos intermedios que reciben producto de terminales marítimas o refinerías, lo almacenan temporalmente y lo redistribuyen mediante carrotanques, ductos o ferrocarril hacia estaciones de servicio, plantas industriales o aeropuertos. 

La creciente presión sobre el sistema logístico, sumada a eventos como el desabasto de 2019 y la volatilidad en los precios internacionales, ha acelerado la inversión en este tipo de activos. Hoy, tanto empresas privadas como Pemex fortalecen la red midstream en la región. 

Querétaro: hub logístico con vocación intermodal 

Querétaro ha emergido como un polo logístico nacional. Su ubicación geoestratégica lo convierte en una plataforma ideal para la redistribución de combustibles hacia el Bajío y el centro. Empresas como Grupo Hidrosina, Zenergas y Orsan han desarrollado terminales con infraestructura de carga y descarga, patios ferroviarios y zonas de mezcla. 

Una de las instalaciones más representativas es la terminal de Zenergas en Colón, con capacidad para más de 80 mil barriles y conexión directa con líneas ferroviarias de Ferromex. Esta instalación no solo despacha gasolina y diésel, sino también turbosina para abastecer al Aeropuerto Intercontinental de Querétaro. 

Además, el gobierno estatal ha promovido la creación de clústeres logísticos especializados en hidrocarburos, facilitando el uso de permisos, vialidades segregadas y sistemas de monitoreo ambiental. 

San Luis Potosí: plataformas terrestres para el norte y centro del país 

San Luis Potosí es otro punto neurálgico en la logística energética nacional. Ubicada en el eje carretero y ferroviario México–Monterrey, la entidad concentra varias terminales terrestres que operan como centros de redistribución. 

Una de las más relevantes es la terminal de almacenamiento de Grupo Orsan, con una capacidad operativa de más de 120 mil barriles. Esta instalación abastece estaciones de servicio propias y terceros en entidades como Zacatecas, Guanajuato y Aguascalientes. 

Sin embargo, el reto en esta región ha sido la conectividad. Aunque existe infraestructura ferroviaria cercana, muchos proyectos dependen del transporte carretero, lo que eleva los costos y vulnerabilidades logísticas. Empresas como Valero y Trafigura ya han evaluado posibles expansiones con conexión ferroviaria para mejorar la eficiencia. 

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Estado de México e Hidalgo: infraestructura pública y control estratégico 

En el Estado de México y Hidalgo se ubican terminales estratégicas de Pemex Logística, como las de Tula, Tultitlán y Venta de Carpio. Estas instalaciones reciben producto de la refinería de Tula o de ductos provenientes del Golfo, y despachan hacia el Valle de México, que representa más del 25% del consumo nacional de combustibles. 

La terminal de Tultitlán, una de las más grandes del país, ha sido modernizada para incorporar sistemas automatizados de carga y despacho, así como nuevos sistemas de seguridad. Sin embargo, estas instalaciones también han enfrentado desafíos como robos a ductos y bloqueos logísticos, lo que ha llevado a reforzar medidas de vigilancia e inteligencia operativa. 

Por su parte, Hidalgo, a través de su zona de influencia con la refinería de Tula y la autopista Arco Norte, es clave para conectar el centro con el norte del país mediante ductos, y también como punto de transferencia entre terminales públicas y privadas. 

Ductos y ferrocarril: claves para una logística integrada 

Una característica distintiva de la región centro es su alto grado de interconectividad por ducto y ferrocarril. Varios proyectos privados buscan aprovechar esta ventaja para reducir la dependencia del transporte carretero, que aunque flexible, implica mayores costos y riesgos operativos. 

Entre los planes más ambiciosos se encuentra la interconexión entre las terminales privadas en San Luis y Querétaro con los ductos de Pemex Logística, mediante contratos de capacidad. Esta modalidad permite a los privados usar infraestructura estatal para mover producto, bajo un esquema regulado. 

Asimismo, la expansión de servicios intermodales en parques industriales ha permitido combinar carrotanques, cisternas ferroviarias y ductos cortos (last mile pipelines) para atender mercados regionales de manera más competitiva. 

El centro del país como articulador energético nacional 

Las terminales terrestres de combustibles en el centro de México son mucho más que depósitos: son el corazón de la logística energética nacional. Permiten abastecer al mercado más grande del país, sostener la operación industrial y comercial, y responder ante eventos críticos. 

No obstante, su efectividad depende de políticas públicas coherentes, inversión continua, seguridad operativa y un entorno regulatorio que promueva la eficiencia sin comprometer la seguridad energética nacional. Si se consolidan con visión de largo plazo, estas infraestructuras permitirán transitar hacia una logística energética más moderna, resiliente y articulada. 

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